Zenetes

¡Oh, madre naturaleza!

Ahora es el momento de hacer algo por ti, nos preguntamos qué, a diario, y esperamos tumbados en el sofá que nos traiga la fauna del poder la solución al inmenso atropello que has sufrido. No es así y no hay tiempo que esperar.

Aquí empieza el camino, levantándonos del sofá y empezando a dar lo mejor de nosotros mismos, el conocimiento de las especies, de los paisajes, de los lugares construidos con mesura e inteligencia; reconocer la agricultura talentosa del aprovechamiento del agua, de las semillas, de la tierra y aprender, sin agonía, a compartir lo mejor de nosotros mismos. No tolerando el maltrato que sufres, respetando incondicionalmente la vida que nos ofreces. Nuestra fotografía tiene el sentido del conocimiento, de la paciencia, del estudio, nos convertimos rápido, de hacer simples imágenes más o menos bonitas, a hacerlas por saber qué era lo que fotografiamos; recorrimos sierras, montes, estepas, bosques, humedales en busca de fauna, flora, paisajes y se despertó la conciencia interior de nuestros antepasados labradores para ahondar en el respeto a nuestra madre naturaleza. Nos dimos cuenta de: que la fauna, la flora, los paisajes no se inventan repúblicas, dictaduras, reinos, democracias, nacen, procrean y se mueren, cumplen su ciclo vital en armonía con el planeta y nos empeñamos en llamarlos reino animal, rey león, el patriarca o la matriarca, una excelente definición humana para clasificar a las especies según nuestra conveniencia y además para matarlos nos inventamos excusas como la caza sostenible, las costumbres, la cultura popular, las fiestas, los safaris, … y extirpamos su manto vegetal, destruyendo el hábitat suyo y el nuestro, llamándole incluso malas hierbas, creando un entorno mediático, social, político y económico; basado en la defensa del ser humano y la obtención del beneficio.

¡Oh, madre naturaleza ¡Con nuestra mejor intención, pasión y técnica os queremos ofrecer esta pequeña muestra de nuestro trabajo y pensamos que compartir es el mejor de los caminos para llegar al compromiso de darle a la Naturaleza lo que ella nos ha dado a nosotros; la vida ¡

En el ambiente de la tarde flota

ese aroma de ausencia,

que dice al alma luminosa: nunca,

y el corazón: espera.

Ese aroma que evoca los fantasmas

de las fragancias vírgenes y muertas.

Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara,

casi de primavera, tarde sin flores, cuando me traías el buen perfume de la hierbabuena,

y de la albahaca,

que tenía mi madre en las macetas.

Que tú me viste hundir mis manos puras

en el agua serena,

para alcanzar los frutos encantados

que hoy en el fondo de la fuente sueñan...

(Antonio Machado)

Crecimos a su lado y nos llevamos más de una sonrisa y compartimos con Él algún vaso de vino y mucho más, la alegría de la vida; mejor es darle cobijo en nuestra alma.